Andrea Brugnoli es el sacerdote fundador de Centinelas de la Mañana, un proyecto para entrenar a jóvenes (y no tan jóvenes) en los métodos de la nueva evangelización. Lo entrevistamos en el Congreso de Nueva Evangelización de Manresa, donde estuvo formando a muchos chavales de las diócesis de Vic y de Solsona, las anfitrionas, y a responsables juveniles de otras muchas diócesis.
–Hay quien dice que evangelizar no requiere métodos, que basta con dar un buen ejemplo personal y confiar en el Espíritu Santo.
–Si quieres ser un gran pianista necesitas tener una técnica perfeccionada y así serás libre para expresar luego tus sentimientos, los de la obra, etc. Con la evangelización pasa lo mismo: cuanta más técnica tengas, más puedes poner al servicio del Espíritu Santo. La técnica es buena: nos ayuda a dejar intervenir a Dios. La evangelización no es algo espontáneo, requiere saber hacerlo. Tener un método como el nuestro te ayuda y te hace cobrar conciencia de que ¡tú puedes! El joven que aplica alguno de nuestros métodos cobra conciencia de que puede y debe evangelizar, y le coge el gusto, así que lo hará luego en su vida cotidiana, en la universidad, con la familia y con los amigos.
–¿Qué tienen en común los nuevos métodos de evangelización como los que se han explicado en este congreso de Manresa?
–Todas estas metodologías dejan que el Espíritu Santo tenga el protagonismo: Él es el verdadero evangelizador. Son métodos que parten del anuncio del kerigma, es decir, el anuncio de que Dios te ama personalmente, que te salva, te perdona y te transforma. No tenemos que dar por hecho que nuestros parroquianos hayan recibido el kerigma. Pero tampoco podemos usar esos métodos sin libertad. Por ejemplo, no podemos decir «si no haces un Curso Alpha no bautizo a tus hijos». Creo que no funcionan con quien solo viene buscando sacramentos. Hay que dejar libertad a la persona, para que actúe el Espíritu.
–¿Y después del kerigma?
–Hay que trabajar dos cosas: el «in» y el «out», es decir, el salir afuera a anunciar el Evangelio y el saber acoger. No tiene sentido salir a la calle a dar kerigma si nuestro grupo o parroquia no está preparada para acoger y recibir a los nuevos conversos o personas que se interesan. Quien ya ha tenido un encuentro con Dios, pero aún no con la Iglesia, necesita a un evangelizador que le acompañe, le apadrine. Tenemos un método llamado «La barca», un grupo de jóvenes acogedores, de su edad y nivel, que reciben a estas personas que vienen de la calle, de la increencia, y que aún no puedes enviar directamente a misa o a Acción Católica o a la vida parroquial plena. Se llama «La barca» porque Jesús no solo pescaba en barca: ¡también llevaba los peces a la orilla!
–¿Siempre hay que mencionar la palabra «Jesús»?
–Si en la Iglesia intentamos imitar al mundo, nadie nos escuchará. Si alguien ve que un joven habla de Jesús se pregunta: «¿y éste, por qué cree?» Y quizá empiecen a dialogar. Cuando nuestros chicos salen a la calle a evangelizar tienen miedo, claro, pero lo hacen por obediencia a Jesús, que lo pide. Pablo VI, en «Evangelium Nuntiandii», ya decía que dar un buen testimonio de vida, sin anunciar explícitamente a Jesús, no es suficiente. El nombre de Jesús es eficaz.
–Kerigma por la calle, «La barca», cursos Alpha de evangelización... ¿qué otros métodos usáis?
–El método de las células tiene mucho éxito en todas las edades. Es un grupo pequeño de gente que evangeliza en su ambiente, suma más miembros invitando amigos y conocidos, y cuando ha crecido se divide creando otra célula. En Italia está extendiéndose bastante. Evangelizar es algo que todos debemos hacer, aunque no todos salgamos a la calle. El igual evangeliza al igual: los niños a los niños, los ancianos a los ancianos, los casados a los casados. Tener esa gente con deseo misionero va antes que cualquier método.
–¿Sois un movimiento?
–No, jurídicamente los Centinelas somos sólo un proyecto, unos métodos. A mí nadie me llama fundador. No tenemos espiritualidad propia. Yo enseño la metodología, me voy y los jóvenes de ese grupo o diócesis lo aplican. No tenemos red ni estructura de movimiento.
PERFIL
De la Santa Sede a las calles
Andrea Brugnoli, sacerdote de la diócesis de Verona, trabajaba en la Santa Sede en tareas más o menos rutinarias cuando se sintió en 1997 llamado a formar jóvenes para que fuesen evangelizadores activos. Su obispo le dio permiso y nació Centinelas de la Mañana, primero en Verona, y hoy extendido a 40 diócesis italianas, «grandes y pequeñas, urbanas y rurales», explica. Centinelas entrena en métodos que pueden emplear las diócesis, las parroquias y los grupos de laicos de cualquier estilo o espiritualidad, sin depender de ningún movimiento. «Es para todos», dice.
«FASHIONÍSIMO»
En un país que cuida tanto la imagen como Italia, Centinelas de la Mañana trabaja mucho la «primera sensación», el uso de música actual y la decoración de localidades para que sea todo, en sus palabras, «fashionísimo».
(Texto: La Razón / Pablo J. Ginés)
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