Alerta ante los casos de niños muertos o torturados por 'brujería' en el Reino Unido
Durante cuatro días, Kristy Bamu, de 15 años, fue sometido a las más brutales torturas. Su hemana mayor, Magalie, estaba convencida de que el chaval era un "brujo" y estaba "poseído" por los malos espíritus. Con la ayuda de alicates, martillos y barras metálicas intentó arrancarle la confesión. El niño llegó a pedir que le matara porque no soportaba el dolor.
Magalie Bamu y su novio, Eric Bikubi, han sido declarados 'culpables' en el escabroso juicio celebrado en Londres. El lunes se cerrará el caso con la probable condena a cadena perpetua para la macabra pareja. Pero el horror y el espanto se ha apoderado sin remedio de los británicos, que hasta ahora vivían de espaldas al drama oculto en las comunidades de inmigrantes centroafricanos.
La policía ha reconocido que está investigando 83 casos de muertes y torturas de niños, todas ellas relacionadas con prácticas rituales del vudú, el jinn o el kindoki. Terry Sharpe, al frente del Proyecto Violeta, creado para combatir este tipo de delitos indescifrables e indescriptibles, ha reconocido que se trata "tan sólo de la punta del iceberg" y que seguramente hay cientos de abusos que no se denuncian a la policía por miedo.
Todo tipo de torturas
Niños asesinados y con los organos extraídos. Niños amputados. Niños quemados. Niños con los ojos vendados durante semanas o privados de sueño. Niños rapados. Niños con graves heridas en los genitales por el uso de líquidos disolventes... El catálogo de los horrores supera muchas veces a la de los tortudores más sádicos.
Tan sólo en Londres, la policía ha identificado ochenta 'templos' donde se practican exorcismos, a menudo oficiados por falsos pastores que aterrorizan a los niños y a sus familias. El caso de Kristy Bamu ha servido para dar la voz de alerta entre los trabajadores sociales, que han recibido instrucciones muy precisas para identificar las "señales" de posibles abusos relacionados con la brujería.
La 'fuerza del mal'
Pierre Bamu, padre del niño muerto, compareció en el juicio esta semana para expresar "el dolor que no puede ser medido ni calculado". Kristy, que vivía en París con sus padres y otros cuatro hermanos, vino a Londres a pasar las navidades del 2010 con su hermana Magalie. Pese a la complicidad de Magalie, fue en realidad su novio -Eric Bikubi- quien creyó detectar "la fuerza del mal" en el niño.
Siguiendo un ritual del kindoki, una práctica extendida en la República del Congo, Eric y Magalie intentaron exorcizar a Kristy y arrancarle la confesión de brujería. Durante la presentación de la pruebas, el fiscal reconoció que la violencia a la que fue sometido el niño fue de "una escala inimaginable".
En el 2010, el mismo año en que murió Kristy Bamu, Shayma Ali mató a su hija de cuatro años a cuchilladas y le extrajo sus órganos vitales. En el 2005, Sita Kisanga fue condenada por extraerle los ojos a su hija de ocho años en East London. En el 2001, el torso de un niño de seis años apareció flotando en el Támesis con señales de haber sido víctima de un ritual. Un año antes, la niña Victoria Climbié, de cinco años, apareció muerta en el norte de Londres después de haber sido salvajemente torturada para "liberarla" de los malos espíritus.
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ALERTA POR ASESINATOS RITUALES Y ATROCES TORTURAS A NIÑOS
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