Es un pensamiento ingenuo el creer que matando al mensajero exterminamos de raíz aquello que se plantea como una potencial amenaza; o peor aun; ¿quien en su sano juicio considera que un lingote de oro vale más de acuerdo al portador? -el valor del lingote sera el mismo, sea que lo lleve un mendigo, sea que lo lleve el Rey de España- pues el valor se encuentra adherido al objeto en si, el portador no le aumenta ni le resta valor.
Pero el gran problema es que damos pie a que nuestra contra parte pueda utilizar la misma debilidad argumentativa para debatir nuestras propias idea; es entonces que muere el dialogo , la posibilidad de encuentro conla otra persona, la oportunidad para que brille la verdad.
Los razonamientos sin asideros en la verdad deben ser atacados en su base misma; solo de esta manera podremos desenmascarar los trasfondos que pueda ocultar. En caso contrario solo alimentaremos el espectro de esta idea amorfa y que en apariencia logra desarrollar un "corpus" etéreo dándole una sensación de solides racional.
En definitiva, la utilización de la falacia ad hominen no hace mas que desnudar nuestra falta de conocimiento de la causa a la que creemos defender. Con ello debemos tener en cuenta que el simpatizar con cierta postura, idea o personalidad no es suficiente, debemos de profundizar y dar un asidero racional aquello que descubrimos en nuestro día a día. El fin ultimo, no es descubrir quien se equivoco, sino el conocer la Verdad, no renunciemos a ella.
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falacia ad hominem
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