El matrimonio ¿es una lotería?

Con la paz de Cristo

No sé si con alegría o con pena se va repitiendo por esos mundos de Dios que el matrimonio es una lotería. Se pretende indicar que son muy pocos los matrimonios que han tenido la suerte de acertar.

El matrimonio es una lotería y como en ésta es mínimo el número de los que tienen premio; es una lotería y a la mayoría de los que han jugado al matrimonio no les ha tocado premio, ni aún por aproximación.

Distan mucho de la felicidad, que sería la lotería.

También suele afirmarse que “...¡ fulano se sacó la lotería con una mujer como esa!” y no se quiere reconocer que el matrimonio, más que una lotería o suerte, tiene de elección; y, si es elección, es estudio previo consciente y detenido; elección con proyecciones no sólo momentáneas y con exigencias que perduran.

Elección que se hace con la cabeza y con el corazón, porque es todo el hombre que ama y que por tanto es sabia y cálidamente aceptada y vivida; porque elegir significa comprometer toda nuestra vida.
“Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne.” (Efesios 5, 31)
La máxima felicidad del matrimonio, cosa que los jóvenes ignoraran siempre, es la de envejecer juntos. (Hermann Keyserling)

Benedicat Dominus

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